CAPÍTULO
2
Todo
el elenco de artistas que formaba el circo “De monstres de papier”
esperaba con impaciencia el nacimiento del hijo de Martha, la mujer
de tres ojos. Todos se arremolinaron alrededor de la joven madre para
protegerla del frío y ayudarla en el parto. Nadie le había
preguntado nunca a Martha quién era el padre y ella nunca había
hablado de ello. Durante los nueve meses de embarazo, se había
comportado muy profesionalmente y jamás se había quejado o dejado
de trabajar. Hasta la última función del día, ella había estado
sobre el escenario mostrando sus tres ojos y representando su pequeño
teatrillo con Aleksei, el hombre sin nariz.
Fue
justo a medianoche cuando Martha se puso de parto. La gran mayoría
de los actores, aún permanecían en el comedor terminando su plato
de arroz hervido y bebiendo vino. Rápidamente, Goliat arrastró con
su brazo todo lo que había sobre la mesa y lo dejó caer al suelo.
Agarró a Martha y la tumbó. No era la primera vez que alguien se
ponía de parto en el circo y todos tenían bastante claro su papel
en aquel espectáculo.
Jerry
no tardó en llegar al mundo. Un fuerte llanto llenó de alegría a
todos los allí presentes. Además, el niño venía con un pan debajo
del brazo o, mejor dicho, con una oreja en la frente. El recién
nacido tenía tres orejas y aquello aseguraba su futuro profesional
dentro de “Des monstres de papier”. Pero el parto no terminó
ahí. Martha seguía gritando de dolor. Juana La Enana fue la primera
en percatarse de que la función no había terminado y que aún
quedaba por nacer otro ser. En apenas unos segundos, nació el
segundo hijo de Martha. En este caso, una niña preciosa y perfecta.
Todos
quedaron inmóviles al descubrir la belleza de aquella niña. Su
hermosura resaltaba aún con más fuerza en un lugar donde la
suciedad y la fealdad encontraban un espacio perfecto para habitar
sin llamar la atención.
Aleksei fue el único capaz de
acercarse a ella y cogerla en brazos. La niña, al contrario que su
hermano, no derramó una lágrima. Sus grandes ojos azules miraban
detenidamente a los horribles espectadores allí congregados. Los
observaba con detenimiento, como si estuviese mirando dentro del alma
de cada uno de ellos. Más de uno sintió un escalofrío y, alguno,
incluso miedo.
La madre, Martha, no quiso ni
tocarla. Gritó con todas sus fuerzas cuando Aleksei intentó poner
al bebé sobre su regazo. Lo insultó y pataleó con rabia y
desprecio. Aquella niña tan perfecta no podía haber salido de sus
entrañas.
Aleksei la llevó consigo a su
caravana bajo la atenta mirada de una troupe de monstruos. En la
soledad de su hogar y bajo la luz del candil, le puso por nombre Rose
Mary.
Me encanta como fue la llegada de Jerry al mundo. Estoy seguro, y esto son conjeturas mías, que Rose Mary y Tom se van a llevar muy bien.
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