CAPÍTULO 9
Tom esperaba con impaciencia que
Rose Mary viniese a buscarlo. Había decidido hablar con ella y
decirle que la amaba. Sin embargo, aquella noche no parecía que la
mujer barbuda fuese a visitarlo.
De pronto, en el silencio de la
noche comenzó a oírse un murmullo. Los miembros del circo
abandonaban sus caravanas y corrían hacia la de Martha. Tom se
incorporó preocupado y caminó despacio hasta allí.
Los hombres miraban al suelo
consternados. Las mujeres lloraban desconsoladas. Aleksei salió de
la caravana, los miró en silencio durante unos segundos y confirmó
la noticia. Martha había muerto.
Tom nunca llegó a hablar con
ella. Sin embargo, sintió un profundo dolor en el pecho. Buscó a
Jerry y a Rose Mary con la mirada. No los encontró. Había demasiada
gente. Deseaba estar cerca de ellos, pero era imposible. Ya comenzaba
a sentir las miradas inquisitivas de los allí presentes. No debía
quedarse con el resto para velarla. Una vez más, no era bien
recibido y tenía que marcharse. En el circo, seguía siendo un ser
extraño y nadie quería hablar con él. Todos lo veían como una
amenaza.
Caminó abatido hasta el árbol
donde tenía sus cosas e intentó dormir, pero fue imposible. Rose
Mary estaba en todos su pensamientos. No conseguía quitársela de la
cabeza.
Al amanecer, muchos de los
miembros del circo, abandonaron la caravana de Martha y se dirigieron
a las suyas para descansar. Rose Mary salió y caminó decidida hacia
Tom. En su rostro, podía verse el cansancio, pero nada más. De
nuevo, aquella muchacha ahora convertida en la mujer barbuda, no
mostraba sentimientos de ningún tipo.
- No quiero verte nunca más
-dijo Rose Mary en cuanto estuvo delante de Tom.
- ¿Qué? -preguntó Tom sin
comprender nada.
- He dicho que no quiero verte
nunca más. Además, quiero que te marches de aquí. No eres
bienvenido a este circo.
- Te quiero y no pienso
marcharme -dijo Tom dolido y cargado de orgullo.
- ¿Que me quieres? Tú eres
imbécil. Es imposible que puedas quererme, yo soy un monstruo y tú
no. Desde que llegaste, no paras de decir tonterías. Te lo digo una
última vez, márchate. Aquí ya no pintas nada.
Rose Mary se dio la vuelta y se
marchó. Tom no hizo nada por ir tras ella, estaba destrozado.
Un coche negro se detuvo junto a
las caravanas. El mismo coche negro que había esperado tantas noches a Martha. Un hombre atractivo, pelo canoso, delgado y bien vestido bajó del
vehículo. Caminó hasta el hogar de Martha y entró. Unos minutos
más tarde salió a la calle abatido. El conductor salió rápidamente
del coche y lo ayudó a montarse en el automóvil. Cerró la puerta y
se marcharon rápidamente.
La noche de la muerte de Martha,
fue la noche en la que Jerry y Rose Mary conocieron a su padre. Sin
embargo, nunca más volvieron a verlo y ellos nunca lo buscaron.
Cuánta tristeza acumulada... Esperemos que en el próximo capítulo las cosas vayan mejorando, ¿no?
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